Durante siglos el hombre ha utilizado la pintura decorativa para enriquecer y embellecer sus estancias, tanto interiores como sus casas o exteriores sus fachadas, en muebles como mesas, sillas o armarios u objetos como vasijas, sarcófagos, escudos etc....
En la prehistoria el hombre decoraba las paredes de las cuevas con escenas de cacerías, rituales y costumbres de su vida cotidiana, utilizando la sangre y grasas de los animales, grasas vegetales, ceniza y pigmentos que extraían de la tierra.
Desde la antigüedad podemos hallar restos de pintura decorativa en Egipto
Grecia y Roma, siendo los romanos los que desarrollaron con mas éxito lo que popularmente conocemos como pintura mural, un ejemplo de ello lo tenemos en Pompeya, donde todavía se conservan bellas decoraciones con efectos de pintura decorativa; falsos relieves, motivos ornamentales, elementos arquitectónicos; falsas columnas y esculturas, zócalos, imitaciones de mármoles...
Hay épocas en la historia que por su condición de cambios sociales y geográficos además de las guerras propiciaron que las capas mas desfavorecidas de la sociedad no tuvieran cabida a la pintura decorativa, quedando a si el poder religioso el único que podía asumir el coste económico y financiar las obras de arte ( en su mayoría los temas religiosos), quedando a si grandes obras de arte; pinturas murales, esculturas , muebles y retablos con tallas de madera doradas y policromadas etc.... Un gran ejemplo es la época del renacimiento, siglos XV- XVI.
A partir del siglo XVII la aristocracia europea, impone la moda de decorar sus casas ( habitaciones, salones, muebles...) con maderas exóticas, conchas de tortuga, piedras preciosas, mármoles, falsos relieves, todo ello se conseguía con imitaciones pintadas ya que su coste económico era mas asequible alcanzando a si su esplendor en lugares como el palacio de Versailles .
De esta forma se creo la imagen de lo que hoy conocemos como pintor decorador creándose en Europa distintas escuelas que desarrollaron este oficio, el trompe l´oeil ( trampa al ojo), palabra de origen francés, recurso pictórico consistente en lograr el efectismo pictórico hasta el extremo de simular la apariencia real o corpórea de las cosas.
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